La primera etapa de la amamantamiento comienza antes de lo que imaginamos: en la mitad de la gestación, cuando los senos comienzan a producir calostro. Los senos ya están listos para secretar este fluido mágico. Durante la primera mitad del embarazo, el estrógeno incita al sistema de ductos para que se desarrolle y crezca. La hormona llamada progesterona es la responsable por el aumento de los lóbulos y alvéolos. Los senos se hacen más grandes y se pueden ver venas a través de la superficie de la piel. Mientras estos cambios tienen lugar, la areola se hace más grande y oscura; los pezones más erguidos; las glándulas de Montgomery que están bajo la areola, también aumentan de tamaño. Los senos comienzan entonces la fase secretora llenando el alvéolo con calostro, se hacen más distendidos y pesados, preparándose para el amamantamiento. Esta primera etapa de la producción de leche continúa hasta que baja la leche .
Después de la expulsión de la placenta comienza la segunda parte de la lactancia. La disminución repentina de progesterona da comienzo a esta nueva etapa de la lactancia. La nueva madre comenzará a producir leche madura dentro de los 3 a 5 días siguientes al parto. Hasta por dos semanas la leche continúa siendo una mezcla de calostro y leche madura; es la etapa de transición de la leche.
Un recién nacido llega al medio ambiente estéril. Inmediatamente, un gran número de bacterias comienza a colonizar su piel y sus membranas mucosas, que están localizadas a lo largo de su cuerpo . Un bebé que está siendo alimentado exclusivamente con calostro tiene una ventaja enorme sobre el que está siendo alimentado artificialmente por las inmunizaciones protectoras que le provee la leche de su madre. Las cualidades del calostro humano son únicas pues está diseñado especialmente para el desarrollo de nuestros bebés .
El estómago de un recién nacido es del tamaño de una bolita, lo que quiere decir que puede contener menos de una cucharada de leche . Las dosis pequeñas de calostro están diseñadas para nuestro bebé. Son fácilmente digeribles y además, sus propiedades laxantes estimulan la pronta salida del meconio, esa primera deposición negruzca del bebé. Al ser expulsado el meconio del intestino, el estómago del bebé crece al tamaño de su muñeca. Este crecimiento ocurre rápidamente los primeros tres días de vida.
Las comidas frecuentes deben ser promovidas; en muchas ocasiones son muy cortas y nos da la sensación que además son escasas en cantidad; eso es lo que el bebé necesita. Es común para los recién nacidos que “despierten” en el segundo día de vida, y quieran amamantar más frecuentemente. Pueden mostrar una conducta en donde amamantan intermitentemente por horas, y duermen solo unas pocas horas. Este es un comportamiento perfectamente normal para un recién nacido.
La succión pronta del seno por parte del bebé después del parto ayuda a la expulsión del meconio y reduce sustancialmente las dificultades que pudiera tener con la ictericia. De igual manera, comidas frecuentes también estimulan que la transición a la leche madura se dé más pronto .
¿Qué lo hace único?
Tal vez lo más sorprendente es que el calostro contiene células vivas, es un fluido vivo que se asemeja a la composición de la sangre. Contiene linfocitos que son absorbidos por el bebé amamantado y podrían pasarle información inmunológica. El bebé absorbe estos linfocitos los cuales le dan protección a largo plazo. Por ejemplo, “un hígado donado por una madre a su bebé puede sobrevivir y funcionar mejor aún en la adultez, si la madre amamantó a ese hijo cuando bebé” .
El calostro tiene más de 60 componentes, 30 de los cuales son exclusivos de la leche humana. Es especie-específico, es decir que ha sido diseñado y perfeccionado por la naturaleza para bebés humanos . Muchos de estos componentes están presentes en pequeñísimas cantidades y la complejidad de su interrelación es sorprendente: se vinculan unos con otros para trabajar unidos y ayudar al bebé a responder adecuadamente a microbios, virus y hongos.
El calostro es rico en inmunoglobulinas, que son las que dan protección a los bebés contra virus, infecciones y toxinas, igual que lo seguirá haciendo más adelante la leche madura . Los anticuerpos en la leche materna evitan que los microbios ataquen las células epiteliales, lugar por donde entran las infecciones al organismo. ¿Cómo y por qué se producen? Porque los linfocitos del tubo digestivo de la madre migran hacia la glándula mamaria lugar donde producen anticuerpos adecuados contra los “enemigos” del medio en donde viven la madre y el bebé.
Algo maravilloso, es que esos anticuerpos no gastan energía al hacer su trabajo, como sí sucede con otros síntomas de defensa como la fiebre. Y al actuar de esta manera, el bebé puede usar toda la energía para su crecimiento y desarrollo.
La principal inmunoglobulina de la leche humana es la secretora IgA. Los anticuerpos producidos son específicos para el entorno de la madre y están dirigidos en contra de los patógenos del entorno del bebé. También es responsable de continuar las inmunizaciones pasivas que se dieron en el útero por la placenta, tales como el polio y la rubéola.
La principal función de la IgA, junto con otras inmunoglobulinas, es la de recubrir el interior del estómago e intestinos del bebé. Es como si se pasara una mano de pintura o laca para que lo indeseable resbale y no penetre.
Estas superficies quedan entonces en capacidad de defender al bebé de virus y bacterias al no permitir que patógenos se adhieran a ellas . Algunas de estas increíbles inmunoglobulinas atacan patógenos y los matan. Estos componentes son importantes para prevenir enfermedades tan graves como la enterocolitis necrosante en bebés prematuros, la cual puede llegar a ser fatal . Las acciones defensivas de la IgA proveen al recién nacido de una protección óptima.
Proteínas y otros componentes
Existen muchas otras cualidades que hacen que el calostro sea único: contiene altas cantidades de sodio, potasio, cloruro y colesterol. Se cree que la combinación de estos elementos estimula el desarrollo óptimo del corazón, el cerebro y el sistema central nervioso del bebé . Esta puede ser la razón de la prolongada secreción de calostro en aquellas madres que tienen a sus bebés prematuramente, con el fin de ofrecer a los bebés prematuros la mejor oportunidad del desarrollo óptimo de sus frágiles órganos.
El calostro es también rico en proteínas: contiene alrededor de tres veces más que la leche humana madura. Estas importantes proteínas ayudan a proveer a los recién nacidos de una nutrición óptima a la vez que los defienden contra las infecciones y facilitan el desarrollo de importantes funciones fisiológicas . Las proteínas son también las responsables de mantener el nivel de azúcar en la sangre, lo cual es particularmente importante para los bebés cuyas madres son diabéticas o han presentado diabetes gestacional.
Lactoferrina es una de las proteínas presentes en el calostro. Su menú principal son los hongos, bacterias y virus. Y suelta fragmentos que el bebé eliminan en la orina, lo cual explicaría el hecho que los bebés amamantados sufren de menos infecciones urinarias. Lisozyma, neutrófilos, lactalbúmina y macrófagos con otros componentes del calostro que parecen combinarse de manera efectiva para proteger al bebé contra posibles agresiones del medio ambiente. Es todo un ejército de elementos que se fortalecen unos a otros de manera insospechada y todavía no conocida a cabalidad. La lactalbúmina, por ejemplo, muy abundante en el calostro, parece ser la devoradora de células precancerosas o premalignas. Por otra parte, los oligasacáridos, al igual que la IgA, bloquean la adherencia de microbios a las células epiteliales del intestino. Es como la segunda mano de pintura.
El aspecto
El calostro es saturado con vitaminas y minerales solubles en grasa. Es usualmente amarillo o anaranjado, pues refleja el alto nivel de beta-caroteno, uno de los muchos antioxidantes presentes en él. Los antioxidantes actúan como protectores de células en el cuerpo del bebé, y mejoran su sistema inmuno-protector .
El color de calostro varía. Puede ser transparente, amarillo fuerte, blanco, naranja, rosado, verde y café claro. Las comidas o bebidas que la madre ingiera pueden causar estas diferencias de color; por ejemplo se sabe que madres de culturas donde se ingiere mucho ajo en los alimentos, su leche tiene ese sabor, como si estuviera preparando al bebé a los futuros sabores de su cultura. Las vitaminas o medicamentos que esté tomando la madre también pueden afectar el color del calostro y de la leche madura.
Es importante que las nuevas madres sepan que el calostro hace una gran diferencia en el desarrollo del sistema inmunológico de sus bebés. Pueden estar tranquilas pues sus cuerpos están proporcionando a sus bebés lo que ellos necesitan. Es el mejor comienzo posible.
Hay estudios que demuestran que hasta un tetero de leche de fórmula puede sensibilizar a un bebé a la proteína de la leche de vaca. Esto sucede porque la leche de fórmula cambia la flora intestinal del bebé, rompiendo la barrera mucosa que el calostro le provee. Esta interferencia permite que los patógenos y alergenos entren al sistema del bebé, razón por la cual los suplementos artificiales no deben ser dados a bebés que tengan alto riesgo de desarrollar alergias .
En familias susceptibles, en las cuales hay antecedentes de alergias, las proteínas de la leche de vaca pueden también aumentar el riesgo de que el niño desarrolle diabetes insulino dependiente o diabetes melitus.
Para destacar
Algunas diferencias importantes entre el calostro y la leche madura nos ayudan a comprender la importancia del primero y a dejar de lado la idea errónea de que el calostro “no sirve” o “es dañino” y que es mejor desecharlo.
La conclusión que podemos sacar es que el calostro está adaptado a las necesidades del bebé, haya nacido a término o sea prematuro. La elevada tasa de factores protectores lo protege en ese período de transición de un medio estéril a la vida donde empieza a ser colonizado por miles de bacterias y microbios.
•El calostro es habitualmente más amarillo y espeso que la leche madura.
•Leucocitos y células epiteliales juegan un papel primordial en la protección del bebé recién nacido. Son células vivas y están por millones en cada mililitro de calostro.
•Las inmunoglobulinas pueden tener una tasa cien veces más alta en el calostro que en la leche madura. Por eso se dice popularmente que es la primera vacuna del bebé.
•Sus propiedades laxantes favorecen la pronta eliminación del meconio, evitando problemas derivados de la ictericia.
•Favorece la estabilización de la glicemia en el bebé.
•El calostro contiene tasas muy elevadas de vitaminas liposolubles: 5 a 10 veces más de carotenoides, tres veces más de vitamina A y 2 a 4 veces más de vitamina E.
•En cambio, las vitaminas hidrosolubles están en menor proporción a excepción de la vitamina B12, importante para el desarrollo del sistema nervioso del bebé.
•El calostro disminuye el riesgo de enterocolitis necrosante en los bebés prematuros, debido a su alto contenido de moléculas antioxidantes y anti infecciosas.
•Los oligosacáridos son azúcares ligados a las proteínas y lípidos. Están en mayor cantidad en el calostro y tienen una función nutricional pero también un papel protector.
•Las hormonas y otras sustancias presentes en el calostro ayudan a que tejidos como el cerebro, los músculos esqueléticos y el tubo digestivo aumenten la síntesis proteica. Son la cortisona, la insulina y factores de crecimiento epidérmico, entre otros.
•Los nucleótidos aumentan la producción de anticuerpos, la absorción del hierro y la síntesis de ácidos grasos, entre otras funciones.
•Su riqueza de proteínas, aunada a la poca presencia de lípidos, está adaptada a la reservas nutricionales del recién nacido así como a sus necesidades.
•Tiene propiedades antioxidantes debido a una molécula similar al ácido ascórbico que contiene en cantidad importante.
•Los factores anti infecciosos están en proporciones mucho más elevadas en el calostro de madres que han tenido hijo prematuro.
Traducido por Ana María de la Torre de XXX de Ellen Penchuk Seymour CT USA publicado en Leaven, La Leche League Internacional, enero de 2005. Adaptado por María Cristina Sáenz y readaptado por Morella Contreras Ruvinskis.
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